Raie Ma (el Rio del desierto)
En una posada cerca al puerto de aguas profundas yace un hombre de piel extraña y vestimenta poco usual “un hombre del desierto” eso parece, no sería nada importante aquí en el puerto calavera si no fuera por el hecho de que el hombre entro a la posada mojado hasta los pies en compañía del capitán de “la dama del mar” y sus mas cercanos hombres.
Capitán: vaya que este hombre está loco!; mesera! deme un gran trago de cerveza para este hombre *le da un golpe en la húmeda espalda del hombre y lo guía hacia una silla* cuéntame, que trae a un hombre como tú a lanzarse a salvar mi cargamento, por pura caridad?!! *dice el capitán riéndose, toma una cerveza completa *
Raie: no en realidad estaba en el agua cuando escuche que alguien había dejado caer algo. *sorbe un poco de la cerveza con una leve sonrisa apenada*
Capitán: y me dirás que estabas nadando en el puerto porque si? Esas aguas son profundas y créeme, nadie nada ahí por placer. *El capitán se queda mirando a los ojos de Raie y se da cuenta de que habla en serio* no lo puedo creer, un loco nadando en el puerto!, bueno no importa, gracias a la buena suerte de Tymora estabas ahí, de no haber sido así, el pago de los marineros se habría ido al fondo y yo junto con él. *Se ríe y toma otro poco de cerveza* pero dime que te trae por estos lugares? Después de todo este trabajo y el accidente con el cofre quisiera escuchar una buena historia. Y tú… *suelta una leve carcajada *ciertamente pareces uno de los que tienen buenas historias.
Raie: no señor no creo que deba aburrirlo con mi vida personal.
Capitán: bah! Vamos, hazlo por las cervezas que estamos compartiéndolo y mira que si es buena la historia te daré una buena paga.
Raie: Si ese es el caso señor.
Se preguntaran que hace una persona de anauroch como yo en aguas profundas verdad?, pues verán, todo comienza con mi padre, el dice que yo fui un regalo del mar y que había nacido como prueba de que el agua llegaría a mi pueblo. Como era pequeño la verdad, no entendía el porqué decía eso, para mí todo era una especie de vasto desierto el cual me deprimía con mucha frecuencia, no sé porque a veces me quedaba sentado mirando los espejismos en el suelo, de alguna forma esa imagen fluida en el suelo me hacía sentir un poco mejor. Mi padre al notar mi mente alejada, decidió un día llevarme al lugar donde trabajaba, estaba haciendo un proyecto, consistía en una serie de túneles que llevarían agua al pueblo durante un largo tiempo ya que estábamos en una temporada de sequia que había mermado a la población por culpa de la falta de agua. No muy emocionado, decidí aceptar, y hoy doy gracias a los dioses por haber ido.
No sabía que pasaba, pero conforme me acercaba a un solitario poso en el desierto, rodeado de unas pocas tiendas mi mente se había puesto inquieta, llena de emoción como si algo me llamara no fue sino cuando logre acercarme lo suficiente que pude escuchar el sonido de agua que corría bajo el pozo, algo inquieto me asome para ver lo que pasaba y mi padre me dijo que lo mejor sucedía allá abajo, sin dudarlo le pedí que me dejara bajar, era un lugar algo obscuro y húmedo, largos pasadizos donde el agua te llegaba a las rodillas un lugar misterioso donde el agua se salía de las rocas y era encausada por los pasadizos hasta un lugar común, luego de que pasara el tiempo, los trabajadores tuvieron que sacarme de la obra porque no quería salir, esa noche dormí al lado del pozo, acurrucado por los sonidos del rio subterráneo, inmediatamente le pedí a mi padre que me enseñara todo lo que sabía, tenía que participar en esa obra, el al principio un poco negado no me quería dejar trabajar, porque era muy pequeño, pero al ver mi entusiasmo con la obra respecto a las demás cosas, decidió que era lo mejor para combatir mi ansiedad. Creo que desde ese día todos los días eran el mejor día de mi vida, aprendiendo con mi padre a crear las maquinas para cavar, los soportes de las paredes, a buscar yacimientos de agua, observar las grietas, escuchar el agua, manejar a los trabajadores, hacer planos y manejar los equipos de precisión para encausar el agua de los yacimientos hacia los lugares de almacenamiento principal, todo marchaba bien hasta que un día….
*hace una pequeña pausa y los piratas se quedan observando, habían dejado de beber hace poco tiempo para poder escuchar mejor la historia*
Ese día lo recuerdo, porque fuimos bendecidos con la lluvia, o mejor dicho malditos, nadie había pensado que llovería en un día como ese y fuera de la temporada de lluvia, los trabajadores bajo tierra no sabían que estaba lloviendo, solo cuando era demasiado tarde y la lluvia empezó a subir el nivel de las paredes, todos corrían buscando una salida, mi padre y yo nos habíamos quedado atrás para asegurarnos de que todos saliéramos, ya solo quedábamos él y yo, mi padre dijo que iría yo primero y eso hice, me aferre a la cuerda mientras los demás halaban de ella subiéndome, cuando lo peor ocurrió.
Una de las paredes cedió ante el agua y solo pude ver como mi padre desaparecía bajo los escombros, fue una vista aterradora, en medio del caos decidí lanzarme sin pensarlo el busca de mi padre, fue difícil, había poca luz y el agua había aumentado de velocidad, gracias a dios podía se me hacia fácil nadar, y roca por roca quitaba los escombros sobre el cuerpo de mi padre, por suerte ese día no murió nadie, pero mi padre quedo con las piernas destrozadas, todos estaban tristes porque ahora que el estaba lisiado no habría nadie con conocimientos que liderara el proyecto, mi padre dijo que encontraría la solución, me llamo a el cuarto a solas y me dijo que era el momento de que yo me encargara del proyecto, una mescla de emoción y temor tomo mi cuerpo, pero no desistí y decidí aceptar el reto, muchos en el pueblo se asombraron con mi dedicación y logramos terminar el proyecto en pocos años, pero la tristeza me empezó a llegar, ya no había razón para entrar más al pozo, solo para hacer visitas cortas y mantenimientos cada temporada, fue algo que me entristeció y mi padre no pudo evitar notarlo, un día en la noche acompañando a mi padre a mirar las estrellas, mi padre me conto lo siguiente
Padre: te dije que habías nacido para traerle el agua a este pueblo, y eso has hecho.
Raie: gracias padre lo sé, pero en realidad el agua la trajiste tú, yo solo te ayude.
Padre: sabes? Eres el tesoro más preciado que yo pude encontrar aguasprofundas.
Raie: a que te refieres padre?
Padre: quisiera contarte algo acerca de tu madre, y porque eres así.
Cuando yo era joven, había decidido venir a la ciudad de aguasprofundas a estudiar. Dentro de mis estudios había calculado que para mi pueblo no habría agua suficiente en el futuro, si no se buscaba una solución al problema del abastecimiento de agua, lamentablemente no tenia los conocimientos; así que quería ir a aguasprofundas a aprender más sobre el agua y la arquitectura, gracias a la ayuda de todos en el pueblo, lograron reunir algo de dinero para financiar el viaje, con el fin de que estudiara y que pudiera encontrar una solución al problema que se avecinaba en mi pueblo.
Fue un poco difícil llegar a aguas profundas pero lo logre, pude ingresar en una universidad y logre ser admitido, estudiaría arquitectura y física, materias necesarias para aprender a realizar proyectos de gran envergadura. El primer día de escuela fue donde la conocí.
Raie: a mi madre? Era una universitaria?
Padre: si pero no era una universitaria, veras ese día caminaba con mi maestro bajo las alcantarillas de aguasprofundas, un lugar poco acogedor pero mi maestro decía que me serviría de mucho conocer como se manejaba el agua en ese lugar y que tal vez me ayudaría para pensar una idea en el futuro para mi pueblo, ese día sufrí un accidente y resbale por el desagüe, me separe de mi maestro y vine a parar a la salida del desagüe cerca al mar, creí que había muerto, pero luego cuando abriría los ojos, vería el ser más hermoso que haya visto, nada había llamado mas mi atención hasta ese día que la conocí, inmediatamente caí rendido ante su belleza, y al parecer ella también había adquirido un gusto por mí, lo sentí al ver la sonrisa que puso cuando abrí los ojos, una sonrisa encantadora, por suerte hablaba mi idioma, y sin dudarlo concerté una cita para que nos viéramos de nuevo. De ahí en adelante todo fue para bien, teníamos buena química todo iba bien hasta que un día ella dejo de venir, de ahí en adelante, mis ratos libres consistían en ver hacia el mar esperando que ella regresara, así pasaron los años hasta el día en que había terminado mis estudios y tenía que regresar a mi pueblo, ese día fui a la playa a despedirme de ella y fue ahí donde te encontré, sabía que eras para mi, tu rostro se parecía al mío y tu sonrisa me recordaba a tu madre, al lado, un collar y una nota que decía: “su nombre es Raie cuídalo” era su letra y sabia que tú eras hijo mío, decidí llevarte con migo hacia el pueblo, y por eso estas aquí.
*Mi padre hiso una pausa a lo que yo le respondí*
Y porque me dices esto ahora?
Padre: porque ahora lo entiendo, el mar te llama. De ahí vienes y seguramente tienes que regresar a él, desde que eras niño pude ver como tus ojos se perdían a lo lejos pensando en cosas distantes, solo para concentrarte de nuevo cuando te traía algo de agua para que tomaras parecías un tonto mirando el vaso de agua soñando que era más profundo de lo que parecía.
Ya eres una persona adulta y es hora de que tu viajes, ve a aguas profundas y aprende todo lo que puedas estoy seguro que te gustara.
Raie: y que pasara con el acueducto? Quien velara por que funcione?
Padre: no te preocupes yo puedo con eso. No necesito las piernas para enseñarle a la gente a cuidar de él.
Esa noche no pude dormir, al día siguiente encontré mis cosas recogidas y listas para el viaje, todo el pueblo había salido a darme la despedida y querían lo mejor para mí así que con una sonrisa y un poco de tristeza, me despedí de mi padre y de los aldeanos y partí hacia aguas profundas.
El viaje fue un poco agitado y conocí a varios viajeros interesantes, finalmente llegue y asombrado por la bastedad del océano, decidí lanzarme en el. Curiosamente fue ahí cuando vi un cofre caer al agua, y a un hombre… *mira al capitán*… que decía que su vida dependía de ese cofre. Y es así como estoy aquí en este bar, sentado con ustedes.
*el capitán y varios de sus marineros de confianza entre risas y regocijo alaban la interesante historia de raie*
Capitán: bueno amigo te has ganado unas buenas monedas de oro, toma *le da unas monedas de oro* acuéstate y descansa del viaje. Además del oro, te has ganado a un amigo, mi nombre es Dubain, capitán Dubain, no seré el capitán más grande del puerto pero te ayudare en lo que necesites.
Raie: bueno si me disculpan iré a secarme la ropa y los veré mas tarde, por ahora señores, me retiro.
*aquel hombre de piel extraña y vestimenta desértica, sube con su ropa mojara al cuarto de la posada a pasar la noche y empezar un nuevo día en aguasprofundas*